Alcalde Santiago Riveron entrega vivienda a señora de escasos recursos en Dajabón
Un techo para la esperanza Alcalde Santiago Riveron transforma vidas con entrega de viviendas dignas
Dajabón.– Con lágrimas en los ojos y el corazón rebosado de gratitud, doña Angela Medina recibió la llave de su nueva vivienda, una estructura modesta pero digna, que representa mucho más que cemento y zinc representa dignidad, justicia social y esperanza para quienes nunca han tenido nada.
La entrega fue realizada por el alcalde de Dajabón, Santiago Riveron, quien desde el inicio de su gestión ha convertido la vivienda en una prioridad innegociable. “Mientras yo sea alcalde, cada año una familia de escasos recursos tendrá un hogar donde vivir con dignidad”, afirmó con convicción.
La casa, valorada en unos 600,000 pesos, no solo incluye su estructura completa, sino también mobiliario básico dos camas, abanico, televisor, nevera, estufa con tanque y un tinaco. “Esta no es una promesa vacía, es una política de acción social. Y no lo hacemos con dinero del alcalde, lo hacemos con el dinero del pueblo. Lo que la gente paga en impuestos, lo devolvemos en obras”, enfatizó Riveron.
El proyecto, que ya ha beneficiado a más de 18 familias, es financiado con el presupuesto del ayuntamiento y el apoyo ocasional de instituciones como INAVI, que aporta materiales de construcción. Además, el alcalde recordó que antes de llegar al cargo, ya gestionaba soluciones habitacionales para los más vulnerables, incluyendo 18 apartamentos durante el gobierno anterior.
Angela, quien antes dormía sobre cartones y cocinaba con leña, hoy abre la puerta de su casa y de una nueva vida. “Dios me mandó un ángel con el nombre de Santiago”, dijo entre sollozos, mientras mostraba orgullosa su nevera y la estufa que, por primera vez en años, usará sin miedo a que el techo colapse.
Esta entrega no es solo una acción simbólica: es una reafirmación de que, cuando la voluntad política se alinea con el compromiso humano, el cambio sí es posible, incluso en los rincones más olvidados del país.
Por Javier Genao
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