Psicólogas consideran incremento en ingesta de sustancias ilícitas es el detonante de incestos
El incremento de ingesta de sustancias controladas e ilícitas son algunas de las causas del incremento de los incestos o violaciones sexuales en el ámbito familiar por parte de progenitores y padrastros, según coinciden las psicólogas Olga María Renville y
Sonia Romero.
“El consumo de alcohol o de otro tipo de sustancias altera la conducta y puede ser un detonante de cualquier trastorno de personalidad que esté ahí dormido y esto sea detonado por el consumo de cualquier sustancia tóxica”, señala Renville.
Apoyada en datos de Unicef, Romero cita 4 factores que estarían incidiendo en esa problemática: el elemento sociocultural, las familias disfuncionales, la situación de pobreza y el hacinamiento.
Indica que hay hijos que duermen con los padres, que a su vez fueron abusados, que tienen traumas sin resolver, y provienen de hogares disfuncionales con violencia de género, casuística frecuente en clases sociales alta.
También lo atribuye a la migración de las madres, que dejan la niña al cuidado del padre, donde no hay límite dentro del sistema familiar, y asumen roles parentales.
Otra de las causas que identifica es el acceso que tienen los hombres al consumo de pornografía infantil y de adulto, a la promiscuidad sexual, sexo en trío y en grupo.
Según las especialistas, los menores víctimas de incestos experimentan cambios de comportamiento que deben ser vigilados, entre ellos tristeza, alejamiento, agresividad, terror nocturno, ansiedad, miedo a la autoridad, depresión, bajo rendimiento académico, problemas de alimentación, pesadillas, trastorno del sueño, encerramiento, temor a hablar y baja autoestima,
También los adolescentes muestran tendencia a autolesionarse y a incurrir en suicidios.
Conductas a vigilar
Renville aconseja poner atención a los hijos, escucharlos y observar su comportamiento, principalmente en la niñez y la adolescencia.
“Escuchen a sus hijos porque muchas veces he tenido pacientes que dicen: se lo dije a mi mamá, se lo dije a mi tía, y lo que me decían era que me estaba inventando las cosas o hablando mentira.”, alertó.
Instó a no desamparar a la persona que está buscando ayuda, por lo que recomienda escuchar y denunciar.
Precisa que ese delito lo comete la persona adulta que tiene más acceso a los niños y adolescentes, que los puede manipular, ofrecer cualquier regalo, y manejar mejor la siqui.
Indica que en los últimos tiempos se ha visto un incremento de los incestos o la población se ha enterado de más casos.
Denunciar, no silenciar
La psicóloga Rosa María Renville sostiene que tanto el incesto como el abuso sexual han sido los grandes secretos que se guardan en las familia, en ocasiones por vergüenza, por miedo o una combinación de ambos factores.
Explica que vergüenza porque muchas veces en la familias quieren guardar ese secreto para no ser señalados por la sociedad tanto la victima como el victimario. Y que en muchas ocasiones, miedo, por la represalia que pudiera tener el victimario, luego de que sea acusado penalmente.
Expone que el incesto no debe ser silenciado, sino más bien denunciado.
La especialista ha tenido casos, en consulta, de jóvenes de entre 25 y 30 años que fueron víctimas de incesto en su infancia y adolescencia, y se han sentido abandonados y desprotegidos por familiares, ya sea por la mamá, por una tía, o por alguien a quien le confesaron lo que estaba sucediendo.
Esos jóvenes entienden que no recibieron el apoyo necesario, porque los familiares quisieron guardar el secreto o tapar las cosas para no enfrentarse a una realidad extremadamente dolorosa, señala la psicóloga.
Aunque percibe que lo más común son los incestos del padre hacia su hija por la vulnerabilidad, aclara que también se da a la inversa, de madre hacia hijos.
Señala que cuando son adultas buscan ayuda psicológica por el trauma que ha representado en ellas y la dificultad que se le hace crear un vínculo afectivo más importante por la misma distorsión que le proporciona un incesto.
“La persona que está contigo siendo niña o adolescente está para protegerte para darte afecto de paternidad o de cuidado, y cuando esto termina convirtiéndose en abuso, los niños no lo interpretan como tal, sino que interpretan que lo hacen porque lo quieren,
Afectación emocional
La psicóloga Sonia Romero expone que el incesto afecta la vida emocional de los niños y adolescentes, que son en su mayoría las victimas de ese delito, porque no entienden cómo si su papá los ama, les hace daño.
Subraya que es común también el sentimiento de culpa, vergüenza y estigmatización.
Señala que las investigaciones consultadas confirman que hay un crecimiento constante de niños y adolescentes violados dentro de su hogar, siendo el agresor el padre, el padrastro y otros familiares.
“Una sociedad donde se han perdido los valores, y la autoestima, todo está normalizado”, advierte Romero.
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